El Poder del Expertise: Cuando la Voz Científica Se Convierte en Verdad Absoluta (y Cuestionable)

La ciencia nos proporciona herramientas invaluables para entender el mundo y resolver problemas. En un contexto como el actual, donde la información es abundante y a menudo contradictoria, la voz del científico o experto se eleva como un faro de autoridad. Sin embargo, como señala Alexis Roig en su análisis de la ciencia como arquitectura de poder, esta autoridad no siempre es neutral. Cuando el “expertise” científico se percibe como una verdad absoluta e incuestionable, puede convertirse en una poderosa herramienta para legitimar decisiones políticas, económicas o incluso sociales, silenciando otras perspectivas y limitando el debate público.


La Autoridad Inherente del Conocimiento Científico

Desde una edad temprana, se nos enseña a respetar el conocimiento científico. Las cifras, los datos, los estudios y las conclusiones de los expertos suelen ser presentados como la máxima expresión de la objetividad y la verdad. Esta confianza es, en muchos casos, bien merecida. La metodología científica busca la reproducibilidad, la verificación y la falsabilidad, elementos que le otorgan una robustez única.

No obstante, la autoridad no es sinónimo de infalibilidad. La ciencia avanza mediante el constante cuestionamiento y la revisión de sus propias teorías. Un descubrimiento de hoy puede ser matizado o superado mañana. La complejidad de los fenómenos estudiados, las limitaciones de los métodos y, en ocasiones, los intereses de quienes financian la investigación, pueden introducir sesgos o lagunas que, si no se visibilizan, consolidan una única narrativa como la “verdad”.

Cuando el Expertise se Convierte en Herramienta de Legitimación

Alexis Roig invita a reflexionar sobre cómo esta autoridad científica puede ser instrumentalizada. Los ejemplos abundan:

  • Políticas públicas: Durante crisis sanitarias o ambientales, las decisiones gubernamentales a menudo se “respaldan” en informes científicos, lo que puede ser necesario y correcto, pero también puede limitar el debate sobre alternativas o consecuencias no científicas (económicas, sociales).
  • Decisiones económicas: Grandes corporaciones pueden citar estudios científicos (financiados por ellas mismas o afines) para justificar la seguridad de un producto, la necesidad de una tecnología o la viabilidad de un proyecto con implicaciones ambientales o de salud.
  • Consensos sociales: La ciencia puede ser invocada para definir lo “normal” o lo “deseable” en campos como la medicina, la psicología o la educación, influyendo en normas sociales y políticas que afectan la vida de las personas.

En estos escenarios, la voz del experto no solo informa; puede legitimar una postura, haciendo que cualquier crítica o disidencia parezca “anticientífica” o “irracional”.

La Necesidad de una Crítica Informada y la Cooperación Científica Global

Reconocer la ciencia como una arquitectura de poder no implica desacreditarla, sino entender su rol en la sociedad y la necesidad de una crítica informada. Los ciudadanos, los medios de comunicación y los responsables políticos deben aprender a:

  • Cuestionar la Fuente: ¿Quién financió el estudio? ¿Existen conflictos de interés?
  • Entender los Límites: ¿Qué es lo que el estudio realmente demuestra? ¿Cuáles son sus limitaciones y su margen de error?
  • Buscar la Pluralidad: No existe una única voz científica. La cooperación científica global es fundamental para obtener múltiples perspectivas, datos diversos y consensos más robustos. Cuando investigadores de diferentes países y culturas colaboran, se reduce la probabilidad de sesgos y se fortalece la objetividad. La transparencia en la investigación y la publicación de datos son esenciales para que la ciencia pueda ser escrutada por la comunidad global.

Conclusión: La tesis de Alexis Roig nos invita a una comprensión más madura y crítica del papel de la ciencia en nuestras vidas. La voz del experto es vital, pero su autoridad debe ser discernida con un ojo crítico, reconociendo que la ciencia, aunque busca la objetividad, opera dentro de estructuras de poder y puede ser utilizada para fines específicos. Fomentar la cooperación científica global y promover una educación que capacite a los ciudadanos para evaluar la información científica son pasos cruciales para asegurar que el poder del conocimiento se utilice para el bien común, y no para la consolidación de intereses particulares.

comunicados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicar un comentario